Drama Cósmico
IÑAKI CHÁVARRI
29 de febrero - 7 de abril


Hay noches que se hacen eternas.

De alguna manera, así es como recuerdo la época de pandemia.

Siempre me he identificado profesionalmente con el artista contemporáneo, centrando mi práctica profesional en hacer objetos, exponerlos, aplicar a becas y concursos, ir a exposiciones, hacer residencias en otras partes del mundo y todo lo demás que viene incluido en el paquete.

La pandemia para mí fue un verdadero horror porque congeló casi todo lo que implicaba mi práctica profesional, a excepción de una cosa: la docencia. En esa tarea, que casi siempre había estado presente en mi vida de manera secundaria, encontré un espacio de conexión con el mundo y de preocupación por los otros. Conectarme cada día al aula virtual me salvó de perder la cabeza durante esos dos años de interrupción de lo habitual.

Durante esa larga noche pasaron muchas cosas, muchas. Personalmente, la más importante fue el desplazamiento de mi atención: de los objetos del arte hacia las personas que los hacen. Eso me ha llevado a dedicar mucho más tiempo a la docencia, pero también a desarrollar ejercicios de curaduría, comenzar un grupo de apoyo para artistas jóvenes, vincularme a un colectivo de prácticas artísticas muy diverso, o abrir una floristería.

La asignatura de Dibujo 6 nació en 2020 por una invitación de la Universidad El Bosque y la pensé como un espacio de acompañamiento, esparcimiento y apoyo en formato virtual, donde los estudiantes hablaban de sus intereses, su presente y sus anhelos de futuro, mientras que el dibujo nos conectaba y sujetaba como una red.

En ese lugar, que se consolidó hasta finales de 2023, tuve la fortuna de volver a establecer una relación con mi práctica del dibujo desde un lugar muy diferente al que estaba habituado. Dibujar junto a otros, mientras los escuchaba hablar de lo que era importante para ellos, hizo que mis prejuicios ante lo que el dibujo debía o no debía ser bajaran la guardia. Un universo simple, lúdico y desconocido se comenzó a abrir camino, y mi rol no fue el de quien diseña meticulosamente un proyecto, sino el de alguien que descubre junto a otros un paraíso.

Ver este cuerpo de trabajo ahora, este universo consolidado en tres años constantes me hace dar cuenta de todas las veces en el pasado en que se había querido manifestar, pero que, por no estar alineado con mis intereses conceptuales, no había pasado. Es una llamada al goce que, hasta ahora, decido mostrar. Otra salida del armario.

Por todo esto, pensé en estos dibujos cuando Andreíta y María Paola me invitaron a exponer en NADA. No son solo el resultado de un ejercicio de libertad construido junto a otros, también es una llamada al placer, a conectar con otros mundos y a volverse a sorprender con los pequeños descubrimientos de la vida.

El día llegó después de la noche oscura, y el mundo es diferente.


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