A flor de piel
SOFÍA PAREDES
12 de abril - 12 de mayo



La estrella circular se desplaza por el suelo húmedo
Se mueve con rapidez y ansiedad, como si algo la estuviera persiguiendo
La centella pasa por encima de unas montañas, se divide en dos luces
que luego se vuelven a unir
El video dicta: Hasta el momento no hay una explicación clara para estas misteriosas apariciones

En este video se tagguean parejas
Mira, amor. Mira, cielo
Mira este rayo extraño sin explicación que aparece en una ciudad húmeda y lejana de montañas, con esto te pienso. Con esto nos pienso.
Al ser mensajes públicos, cualquiera puede ver el intercambio
Algunos otros salen a decir que el video no es real
Que no caigamos en el engaño
(Pienso en que yo quiero caer en el engaño, siempre)
Se desata una discusión ardida:
-Que les digo que es real, solo que no tiene explicación científica
-No, no se dejen engañar, es un video generado por una computadora
-Tengan mucho cuidado con eso que es falso
(Me encanta el “tengan mucho cuidado”)
-Claro que sí es cierto, yo una vez vi lo mismo en el campo cuando era niño

Después de ver el video de los rayos globulares, pienso en ese otro espejismo que se crea en algunos paisajes de montañas cuando hay mucha neblina. Este fenómeno bautizado el “espectro de Brocken” sucede cuando unas características climáticas coinciden: tiene que haber una cierta cantidad de bruma y el sol debe estar posicionado detrás de la persona que sale a caminar por el monte. Todas estas variables juntas hacen que la sombra de la persona se proyecte en la lejanía, no sobre el piso sino verticalmente, creando la sensación de que hay otra persona que también camina.

Y que uno no está solo.
Que uno está acompañado.
Nuevamente, con este suceso se asoma la discusión sobre la supuesta veracidad.  

Pienso en todas esas interacciones que quedan archivadas para siempre.
Me gusta ver esos mensajes que escribe la gente en sus redes sociales cuando es el día de la madre. Se publica al mundo ese mensaje íntimo y absurdo, ya que muchas veces la madre ni tiene cuenta.
O algún mensaje de cumpleaños. O cuando alguien se va a casar y se escribe una carta de compromiso en el caption. O cuando alguien cercano muere y se redactan “despedidas”.
Mensajes que se escriben para una persona específica pero que terminan siendo para todos y de todos. Dentro de lo absurdo, se crea una colectividad cálida y cercana. Me veo reflejada en las palabras de extraños. Se vuelca y se derrama lo del adentro al afuera.

Leo el epígrafe:
¿A dónde se envía una carta a alguien que ha desaparecido?
Es de Mira Bartók.
¿A dónde se envía?
Leo otro epígrafe:
¿No habré escrito mis cartas precisamente porque sabía que quedarían sin respuesta? Esta vez es de Milan Kundera. Me quedo pensando en
esas luces movedizas que
se dividen y luego se vuelven a juntar.
Y debajo, esos mensajes compartidos.



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