Valeria Giraldo
30 de octubre / 7 de noviembre 2014










A uno lo apuñala el que uno menos piensa. Lo traicionan y le hacen la doble sin importar juramentos de melosa amistad. Como las sirenas que con su belleza desmedida y sus encantos irracionales atraían a los navegantes para luego matarlos sin compasión, como la llovizna de montaña que llega sin avisar y es más fría que cualquier otra; como la montaña misma que parece un callejón sin salida: un matadero. En este estado de las cosas es bueno aprender a cubrirse la espalda, porque las cuchilladas de verdad siempre entran por ahí y salen por entre la mitad del corazón. En esta muestra Valeria Giraldo nos muestra su colección de patrasiadas, de puñaladas traperas y de mecanismos de defensa en contra de todo esto que llamamos humanidad.
Gabriel Mejía Abad